miércoles, 5 de noviembre de 2014

CRITICAS


John Bowlby, un psiquiatra británico, después de ver a los monos en sus jaulas de alambre, le preguntó:
¿Por qué están tratando de inocular psicopatologías a monos? Ya tienen más monos psicopatológicos en el laboratorio de los que se hayan visto nunca sobre la faz de la tierra.” Bowlby, era un investigador de las consecuencias de la privación materna, pero sus investigaciones se desarrollaban con niños, principalmente huérfanos de guerra, refugiados y niños recluidos en instituciones, y ya antes de que Harlow realizase sus experimentos había llegado a la conclusión de que “la privación prolongada de un niño pequeño del cuidado materno puede tener unos efectos graves y de largo alcance sobre su carácter sobre el resto de su vida”.
Los experimentos en psicología someten a miles de animales no humanos a procedimientos que inducen angustia, desesperación, ansiedad, devastación psicológica general y muerte. La investigación se alimenta de sí misma. Algunos investigadores experimentaron con chimpancés porque el trabajo experimental con primates grandes había sido relativamente escaso comparado con los monos. Pero ni siquiera trataron de justificar sus experimentos alegando que podrían ser beneficiosos para los humanos. El que ya tengamos un alto número de observaciones sobre chimpancés salvajes huérfanos no parecía importarles. La misma actitud se repite constantemente a través de las ciencias psicológicas y del comportamiento.


Para tratar de dilucidar el asunto, era necesario la realización de experimentos pero, ¿cómo experimentar con un bebé? No sería ético. Así que Harry Harlow recurrió a uno de nuestros parientes más cercanos, los monos rhesus. Y menos mal que fueron ellos. Sus experimentos fueron realmente crueles y, de ser aplicados en seres humanos, habría creado personas traumatizadas de por vida. Harlow entendió que para comprender hasta el fondo el corazón humano tenía que estar dispuesto a destrozarlo y así lo hizo, en los pequeños monos. La tortura de la violación, las damas de hierro o el foso de la desesperación eran algunos de los nombres que dio a los dispositivos de sus experimentos.


Estos experimentos mostraron que la necesidad de contacto y protección es instintiva en las crías, siendo esta sensación de afecto y seguridad más importante para las crías que el propio alimento. Además, mostró los efectos del aislamiento, total o parcial, sobre el desarrollo cognitivo-emocional de los monos, destacando que ninguno de los sujetos experimentales mostró diferencias en el afrontamiento de esta situación de aislamiento. Los monos más activos y extravertidos sufrían las mismas consecuencias que otros, concluyendo que las características de personalidad de los sujetos no suponían un factor de protección para los efectos de la depresión (aislamiento, soledad).


La mayor critica que podemos hacer a este experimento , es que , a pesar de lo que significo , de lo importante que fueron los resultados obtenidos de él para la sociedad , nada justifica el maltrato que le produjeron a los monos , el daño que causaron , los crueles experimentos que realizaron con ellos , de partida el separar a los bebes monos de sus madres ya es algo negativo , lo peor fueron las violaciones , y todo para conseguir un resultado que ya estaba comprobado con los niños huérfanos que habían luego de las guerras . Este tipo de experimento está prohibido en la actualidad, por lo poco ético que es y por el maltrato animal.


Otra crítica, es que el comportamiento de los monos, no necesariamente será igual al comportamiento de los seres humanos, no somos comparables, por mucho que nos parezcamos, no reaccionamos de la misma forma.

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