Harry y Margaret Harlow, en el laboratorio de primates de la
Universidad de Wisconsin, buscaron crear un ambiente lo más natural posible
para la reproducción y crianza de monos. Durante décadas, a través de estos
primates observaron y registraron tanto el desarrollo “normal”, como otras
variantes introducidas por ellos. Las manipulaciones más usadas fueron las
privaciones: la ruptura artificial de los vínculos afectivos. En sus numerosos
informes, describen los resultados de la ruptura de tales vínculos.
Harlow identificó cinco sistemas afectivos de gran
importancia para el desarrollo normal en la mayoría de los primates, que
resumiremos a continuación:
1)
Amor materno:
-
En la psicología tradicional, más concretamente en el Psicoanálisis, se le
había dado mucha importancia al amor materno. Sin embargo, Harlow consideraba
esto como algo exagerado.
2)
Amor de bebé:
-
Este sistema está estrechamente relacionado con el anterior. Es el amor
del infante hacia su madre, que de alguna forma, persiste en las siguientes etapas
del desarrollo.
3)
Amor entre pares:
-
También llamado amor entre
compañeros de juego. A este sistema, según Harlow, no se le había dado
mucha importancia; pero él insiste en que es fundamental para el desarrollo
social y sexual de los monos.
4)
Amor heterosexual:
-
La capacidad de ejercer este sistema afectivo, en primates, depende de que
la etapa anterior haya transcurrido normalmente. Esto es lo que distingue a los
primates de otros mamíferos, como por ejemplo los roedores, en los que sólo
depende de la maduración biológica.
5)
Amor paterno:
-
Harlow lo encontró difícil de estudiar y no abordó este problema.
Tomando como punto de partida estos
modelos teóricos, Harlow desarrolló un conjunto de experimentos sobre el
aislamiento social en monos, total y parcial, que explicamos a continuación:
EXPERIMENTO: LA DAMA DE HIERRO
El estudio con monos Rhesus (macaco) de este concepto le llevó a crear madres “sustitutas”, que eran unos muñecos construidos en dos versiones: uno era de alambres y tenía comida, y otro era de felpa pero carecía de alimentos. Harlow descubrió que las crías preferían la madre de felpa, incluso aunque ésta no pudiera proporcionarle alimento. Así, concluyó que el vínculo entre madres y crías iba mucho más allá del alimento; las crías necesitaban establecer contacto para desarrollarse psicológicamente. Cuando Harlow exponía a las crías a situaciones estresantes como un nuevo hábitat, éstas iban en busca de cobijo a las madres de felpa que les proporcionaba mayor protección. La sensación de seguridad que proporcionaban las madres de felpa hacía que las crías se sintieran capaces de explorar, acudiendo a su madre cada poco tiempo para garantizar que seguían ahí. En el momento en que Harlow separaba a las crías de las madres y las llevaba a nuevos contextos, comenzaban a mostrar síntomas de ansiedad: lloraban, gritaban, se chupaban el dedo y buscaban objetos suaves como su madre. Cuando las volvía a depositar en la jaula original en la que estaba la madre de felpa, las crías de mono se iban directas a ellas y permanecían inmóviles a su lado, reticentes de abandonarlas.
Según Harlow, como dijo en su conferencia de 1958 “La Naturaleza del Amor”, demostraba que la base del amor que un niño siente por su madre no es que la madre sea únicamente la fuente de alimentación.
En el amor había algo más que sólo recompensa y castigo; había algo innato y beneficioso por sí mismo en la preferencia de un bebé por una madre cálida y suave.
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